miércoles, 13 de julio de 2011
El Cerrito del Carmen
POR CESAR CHUPINA. Uno de los lugares más emblemáticos e históricos de la ciudad de Guatemala de la Asunción es el cerrito del Carmen; lugar ensoñador y poético para las generaciones de siempre. Actualmente, se encuentra en los linderos del Centro Histórico de la ciudad, y es un monumento vivo y testimonio de lo que han hecho los chapines desde mucho antes que la ciudad capital se fundara en el Valle de las Vacas, de la Ermita o de la Virgen de la Asunción.
El Cerrito del Carmen o el Cerrito a secas ha sido el marco para acontecimientos tan cotidianos como las citas de amor de parejas guatemaltecas, el paseo de las tardes o días domingo, el aparecimiento de los famosos espantos chapines o para acontecimientos religiosos y políticos. En julio es el escenario de una de las expresiones folklóricas más interesantes de la ciudad: La Fiesta de la Virgen del Carmen que desde antaño se ha celebrado con pompa de feria.
Se le conoce a esta Fiesta del Cerrito del Carmen como del escapulario debido a que la advocación mariana del Carmen está íntimamente relacionada con un escapulario que todos los devotos tratan de lucir y portar al ir a ver a la Virgen por esos días y muy especialmente el 7 de julio que, según la tradición, es el día en que se apareció la Virgen obsequiando a la humanidad dicho escapulario e iniciando la tradición carmelita tan reconocida por su aporte a la espiritualidad dentro de varios períodos de la historia occidental.
Afortunadamente para los amantes de nuestra historia todavía el Cerrito del Carmen subsiste como una joya valiosa dentro de la misma metrópoli. Si bien es cierto que actualmente el Cerrito del Carmen se halla entre edificios y casas modernas pareciera que al entrar al mismo, el tiempo se detiene en una de las pocas áreas que quedan en Guatemala para confundir recuerdos con historia y con leyenda.
Muchos, aún al entrar por el lado de la 1ª calle y ven uno de los árboles antañones comentan que allí ahorcaron a Pie de Lana. Pero nadie sabe si fue un hecho real, una historia ocurrente de los abuelitos o sencillamente algo que literaturizó don Pepe Milla. Lo mismo sucede al evocar a Juan Corz. La tradición cuenta que la iglesia fue construida por él en 1620 y que le ayudaron a edificarla don Antonio María Chéver y don Justiniano Conquistador.
La pequeña Iglesia o Ermita del Carmen en donde se encuentra y se venera una imagen de la Virgen del Carmen fue edificada como se indicó en 1620, siendo de las construcciones más antiguas que se conserva en la Nueva Guatemala; elevándose a la categoría de parroquia en 1647.
Debemos detenernos en la imagen de la Virgen, valiosa reliquia tanto por su valor artístico como por la historia que encierra en sí misma. Admirada como una de las miniaturas más primorosas de nuestro patrimonio, se dice que es un obsequio que envió a Guatemala nada más y nada menos que Santa Teresa de Jesús quien se la dio a Corz cuando éste hizo una peregrinación a Tierra Santa comentando que la doctora sabía que donde la Virgen estuviera crecería una gran ciudad.
Pero siguiendo los caminos de la historia vemos cómo al terminar la conquista de Guatemala, don Pedro de Alvarado repartió las tierras de este valle entre sus capitanes y soldados más cercanos. Tocándole a Don Héctor de La Barreda parte del Valle de Las Vacas, nombre que derivó de la idea que tuvo éste conquistador de importar de la isla de Cuba algunas vacas y toros y poniéndolos en el valle de su propiedad fueron multiplicándose en gran manera. Razón misma del nombre de Valle de las Vacas, y de ésta forma se inmortalizaba este nombre, el recuerdo del sitio a donde por primera vez se introdujo el ganado en el Reino de Guatemala.
A principios del siglo XVII – año 1600- llegó a Ávila, España, procedente de Tierra Santa, un religioso de la orden de San Francisco que no fue precisamente un sacerdote. Se llamaba Juan Corz y era natural de la señoría de Génova. Este caballero deseaba venir a América y al enterarse de ello las monjas del Convento de Santa Teresa de Ávila lo llamaron y le suplicaron trajese al nuevo mundo la imagen de Nuestra Señora del Carmen que había sido destinada a estas tierras.
Juan Corz aceptó el encargo, y fue traído por caridad, haciendo la travesía desde España a nuestras costas del norte en la Nave María Fortaleza, trayendo consigo a la Virgen. Juan Corz se internó en tierras de Guatemala llegando al valle y fijó su casa a orillas del rio en el valle de las Vacas entre unos peñascos, en un lugar que se llamó "el Nicho de la Virgen" y colocó la imagen en una cueva. El ocupó otra cueva próxima, donde hacía vida eremítica y penitente. Rápido se enteraron los habitantes del "Rincón de La Leonera" de la existencia del ermitaño en el lugar y conocieron también la imagen que poseía.
Los vecinos pretendieron hacerle una ermita o adoratorio, pero como era muy difícil que se le viera a Juan Corz, pensaron permanecer en el lugar hasta que saliera y lograr hablar con él. Al enterarse el ermitaño de los piadosos deseos de los vecinos del lugar, accedió con gusto a hacer un lugar especial donde estuviera la Virgen. En solemne procesión se trajo la imagen de la Virgen desde la cueva a orillas del Rio de las Vacas a una pequeña ermita muy pobre, que se construyó en el mismo sitio donde hoy se levanta la iglesia de la Parroquia Vieja o Cruz del Milagro. El ermitaño se regresó a su retiro en la cueva. Pero al día siguiente que las personas fueron a visitar a la imagen de la Virgen, se encontraron con gran asombro que ésta ya no estaba en la Ermita.
Unidos Juan Corz y la gente la buscaron a la Virgen por varios lugares y no la encontraban, por último fueron a la cueva donde Corz la ubicó desde un principio, encontrándola allí sobre la peña de su primitiva morada. Se consideró que ese no era el lugar que deseaba la Virgen y por ello se recorrieron varios lugares aledaños. El ermitaño encontró similitud entre el cerro del Carmen y el Monte Carmelo, donde se apareció la Virgen María y que Corz acababa de visitar en Palestina. Inmediatamente los vecinos desmontaron una parte del cerro y construyeron una pequeña Ermita con su mojinete y campanario y una habitación para que habitara Juan Corz y cuidara de la imagen y su capilla, a la que llegaban los vecinos a toda hora a rendir adoración a la Virgen.
En uno de los escritos del actual padre rector de la Ermita, Fray Bruno Frison, leemos que la Torre que está frente a la Iglesia del Cerrito así como la misma iglesia tienen esa forma tan distintiva que pareciera un buque. La tradición a tribuye el diseño a Corz y supone ideó la construcción como una fortaleza y a la vez embarcación en homenaje al barco en el que vino y trajo la imagen que, como indicamos, se llama nave María Fortaleza. En otro documento de la época leemos que el Obispo de Guatemala era para entonces el Ilustrísimo Don Fray Juan Cabezas, quien autorizó permiso para celebrar la Santa Misa en la Ermita. A través de la tradición se conoce que; "un día aconteció que levantaron un mal testimonio contra Juan Corz; la calumnia, como sucede siempre, voló por todo el valle, y sin que se supiera con certeza en qué consistía la falta que se atribuía al Ermitaño… perdió toda la confianza que se le había depositado. Mientras los vecinos del Valle de Las Vacas se ocupaban en comentar la supuesta falta que se atribuía a Corz, un gran incendio arrasó todo, sin que nadie pudiera apagarlo. Las grandes lenguas de fuego inmediatamente consumieron la Ermita en su totalidad, lográndose salvar la imagen de la Virgen milagrosamente, la cual fue colocada sobre unas ramas de árbol. Al siguiente día del incendio se desató una gran epidemia que amenazaba acabar con todos los habitantes del Valle”. Con motivo de estos sucesos el vecindario se reconcilio con el Ermitaño, la calumnia se terminó y la gente volvió a mostrar afecto por Juan Corz.
La historia de la pérdida de confianza contra Corz tiene características evidentemente medievales y legendarios. Hechos casi insólitos que nos hace recordar también la vez que la Virgen fue robada y apareció misteriosamente entre una caja despojada de su vestuario y ornamentación de plata, lo cual se interpretó como un hecho milagroso y de atención a la preocupada feligresía la cual se puso en ayuno, oración y recabó por todos los medios firmas reclamando la aparición de la reliquia. En cuanto a la primera historia, después de haber Juan Corz recuperado el sitio honorable que ocupaba entre los habitantes se ocupó él mismo de la restauración del templo, y posteriormente desapareció sin volver a saberse nada de él, convirtiéndose su desaparición en un gran enigma y otro elemento clave para llenar de aspectos legendarios los hechos históricos sobre el Cerrito del Carmen.
Ahora bien, la historia registra como personaje clave en la construcción formal del templo a Don Juan José Morales Roa y Alfarlo quien fue el segundo mayordomo y custodio de la iglesia en 1730. Este señor restauró la Ermita junto a otros vecinos, construyendo el techo de medio cañón o de bóveda. También mandó a hacer reparaciones en el campanario, a un lado del templo, en el atrio y en la casita de habitación interior e hizo sembrar el árbol de coyol o palmera que existió por muchos años en la parte norte de la Ermita y que podemos ver a través de las fotografías que nos legaran fotógrafos nacionales y extranjeros. Al mismo señor Morales se debe la construcción de las cuatro capillas de cal y canto que se situaban en la pequeña plazuela del templo que sirvieron para los altares de la fiesta de Corpus que era celebrada todos los años a mediados del mes de julio. Todos los años en dicho mes abren las puertas de la sacristía al público, para que visiten una pequeña pero muy significativa exposición donde se puede ver de tamaño natural una pintura con el retrato de Don Juan José Roa y Alfarol, y fotos y algunos grabados de la Ermita de la colina del Carmen. También allí mismo sobre la puerta de esa sacristía hay una inscripción, que traducida al castellano actual dice entre otras cosas que: "el fundador de esta casa fue Juan Corz, religioso de la seráfica orden, natural de la señoría de Génova”.
Al analizar su estilo arquitectónico vemos que la iglesia del Cerrito del Carmen tiene en su fachada algo con que quisieron asemejar una fortaleza, las torrecitas en forma de atalayas. Como ya dijimos se debe posiblemente a que Juan Corz vino a estas tierras americanas en la nave María Fortaleza. Aparecen en hornacinas las figuras de San Elías, Santa Teresa, Santa Magdalena y San Juan de La Cruz. La iglesia fue destruida por los terremotos de 1917-18 pero la volvieron a reconstruir como estaba, gracias a la diligente ayuda de la señora Isabel de la Hoz de Aguirre, en 1925; una gigantesca cruz que se encuentra al lado sur de la iglesia recuerda el memorable acontecimiento en el citado año.
En esta reconstrucción intervino el arquitecto Guido Albany, sumando éste a sus valiosos aportes arquitectónicos a la ciudad de Guatemala en esta época. En el gobierno del General Ubico se mandó a darle un nuevo estilo al cerrito, mandando a sembrar árboles y se jardinizó el área del mismo, colocándose miradores y puertas de estilo colonial, se hicieron calles alrededor del mismo para que subieran automóviles hasta el frente de la iglesia. El gobierno mexicano obsequio material para construir la fuente de azulejos que se halla en la parte norte, con un escenario donde antaño se daban conciertos de marimbas y de orquestas que amenizaban y alegraban las tardes dominicales. Es el espacio del Cerrito que se conoce como la Plaza México. Pero desafortunadamente de nuevo se vio afectada con motivo del terremoto de 1976 quedando destruida pero de nuevo fue reconstruida tal como era originalmente y, poco a poco, va recuperando su carácter de espacio cultural con la realización de eventos artísticos tales como conciertos y representaciones teatrales entre otros.
Él Cerrito del Carmen es el lugar donde se aparecían espantos como la Llorona, la Siguanaba, el Sombrerón, y otros entes mágicos y reales. También allí era donde se encontraban las parejas a darle rienda suelta a sus amores. Muchos abuelitos y abuelitas tienen una anécdota al respecto. Y si bien es cierto la expresión romántica entre los seres humanos ha evolucionado hasta hoy el Cerrito del Carmen es punto de esos románticos encuentros. También allí era la guarida del famoso bandido del tiempo de la colonia; él temible "Pie de Lana" quien, en una versión se dice fue ahorcado en el aguacatal que está cerca de la Cruz al lado sur aunque algunos lo ubican en el lado norte como ya lo hemos comentado en este programa. Allí en sus faldas fue ajusticiado otro famoso ladrón conocido como Tacurú, quien se convirtiera sin saberlo en el primer fusilado en La Nueva Guatemala.
En las faldas del Cerrito han sucedido muchísimos otros acontecimientos. Cabe destacar también que en el interior de la Ermita celebró su primera sesión el Ayuntamiento de Guatemala, en 1776, quedando aquí definitivamente establecida la capital. Entonces hubo una fiesta religiosa solemne en la iglesia del Carmen con asistencia de las primeras autoridades civiles y religiosas. En uno de los miradores, San Francisco parece abrazar a la ciudad de Guatemala.
En los últimos tiempos, el Cerrito en su totalidad es el escenario de una de las expresiones artísticas más famosas de Latinoamérica que bajo el título de Manifestarte es una expresión que se realiza en un solo día conjuntando todas las bellas artes en las distintas áreas del Cerro. Otro acontecimiento esperadísimo por el pueblo de Guatemala es el paso de Jesús de Candelaria en las faldas, en la tradicional procesión de Jueves Santo.
Ahora se celebra la fiesta del Carmen o del Escapulario el día 16 de julio y se sitúan las champas de la fiesta en la primera calle al pie del cerro, donde hay diversiones tales como; juegos mecánicos, juegos de la lotería, tiro al blanco; también restaurantes de comida típica, donde se pueden deleitar platillos típicos; como garnachas, enchiladas, chuchitos, buñuelos, atoles de varias clases, elotes y golosinas típicas, etc. Este es un esfuerzo de sobrevivencia de las ferias de antaño, para lo cual se ha organizado un comité organizador que tiene inferencia en toda la República. Las ferias del Centro Histórico, entre ellas las del Cerrito, ocupan primer lugar en su agenda.
En la actualidad Fray Bruno Frison, un comité de vecinos e instituciones altruistas han puesto su granito de arena para remozar el Cerrito jugando la Municipalidad de Guatemala y la Fundación Teoxché un papel fundamental en la misma. Fray Bruno Frison ha escrito varios documentos históricos para contribuir a la mejor promoción del Cerrito del Carmen. Dentro de ese marco como padre rector de la ermita, Fray Bruno y el Comité de la Ermita, develaron el monumento dedicado a Juan Corz en la Plaza alta del Cerrito con lo cual se enfatiza su categoría de personaje de la historia y la leyenda guatemaltecas, de los pilares más fuertes de nuestra identidad.
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