POR CESAR CHUPINA. Siempre me parecieron exageradas las afirmaciones de nuestro alcalde, Alvaro Arzù, al catalogar de bandoleros a los manifestantes guatemaltecos. Pero me bastò ver el estado en que quedò el antiguo Palacio de la Policia Nacional para darme cuenta que se queda corto.
Sobretodo porque las imàgenes que vemos son producto de la tambièn històrica marcha del 20 de Octubre que se supone va siempre a favor de una Guatemala mejor.
Si analizamos la foto de arriba vemos que para manchar la pared a esta altura asì como la ventana tuvieron que detenerse y tirar la pintura muy alto.... està a màs de dos metros, lo cual implica que se se sabìa lo que estaba haciendo y obviamente el objetivo, destruir el Patrimonio Cultural.
En alguna pinta leì que manifestar es derecho del pueblo. Claro. Pero manifestar no es destruir. la destrucciòn es bandàlica, criminal. Sobretodo si va contra un patrimonio cultural que es de tod@s porque se gasta mucho en reparaciones (como en la gràfica de abajo) a lo destruido y eso sale del bolsillo de tod@s los que pagamos impuestos.
Yo no estoy en contra de la expresiòn, menos si es popular. Las apoyo, aplaudo y promuevo. Pero me duele la destrucciòn del tipo que sea. La iniciativa privada merece tambièn respeto. Ademàs, tenemos una Legislaciòn clara en la que se marca que esto es un delinto. El Patrimonio debe protegerse y promvoerse segùn la Constituciòn de la Repùblica y las Leyes especìficas. Jamàs destruirse.
Destruir el Patrimonio Cultural de la Naciòn es destruirse a uno mismo.
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